Æther Realm regresa con su tercer disco y mezclando todo lo que habían mostrado previamente, agregando cosas nuevas dan como resultado un contendiente a mejor disco del año, sin exagerar.
“Redneck Vikings From Hell” es el título de este álbum que mezcla power metal, death metal, sonidos electrónicos y folk metal en casi todas las canciones. Además, cuenta con una enorme cantidad de excelente solos y riffs, los mejores de toda la corta carrera de esta banda.
La primera canción que lleva el mismo nombre del disco es un perfecto ejemplo de esa mezcla de power metal, death metal y un poco de folk, un tema que no simplemente se sostiene bien solo pero que sirve de sample del álbum y de introducción para el resto del disco.
Uno de los puntos altos de este trabajo llega en la canción “Hunger” que se inclina bastante en el death metal melódico y que gracias a la excelente producción muestra verdaderamente el crecimiento de esta banda, entregando un verdadero temazo con un coro power metal épico.
Otro punto alto es “Slave to the Riff” acá también domina el sonido death metal melódico, pero, además es uno de los temas más pesados del álbum y por lo tanto con los mejores riffs. Tema que no podrá faltar en los setlist en vivo, la sorpresa, es que tiene sus toques progresivos de repente, junto con un sonido casi como música flamenca, es alucinante.
El final es otra sorpresa inesperada para esta banda, a la última canción “Craft and the Creator” es un tema instrumental que dura once minutos, pero son los mejores once minutos de todo el álbum, dignos de ponerle fin a este trabajo. En este tema la banda llega a un nivel bastante alto de talento y producción.
Æther Realm logró hacer un salto enorme en comparación a su anterior disco, logró superarse con creces, colocando una barra bastante alta para el próximo álbum, pero si el trabajo es de la misma calidad, no será difícil de superar. Este disco ayudará a esta banda a colocarse en más oídos y definitivamente ponerse en el mapa, a pesar de que actualmente los conciertos son inexistentes.
Por: Ignacio Bataller