Por: Kevin Fuentealba Mol / @_nothingman._
Fotos: Natalia Godoy Montecino / @natugodoyph
El telón se cerró sobre la legendaria gira «Ven aquí» de Los Bunkers, un momento histórico y a la vez melancólico, pues marcó el fin de una etapa para la aclamada banda penquista. Habiendo recorrido un camino desde las humildes «Calles de Talcahuano» hasta conquistar los corazones de todo un país.
La gira 2024 de «Ven Aquí» nos acompañó desde su inicio en el Festival de Talagante y, como toda odisea, atravesó momentos luminosos y sombríos. Desde los problemas de salud de Mauricio Basualto que lo obligaron a abandonar la travesía tras el concierto en Iquique el 1 de febrero, hasta el regreso triunfal al Festival de Viña del Mar, donde la maravillosa Cancamusa cautivó al país con su carisma, tomando las riendas a la «Velocidad de la Luz». El final de este largo camino fueron dos fechas épicas en el Estadio Nacional, hitos en la música chilena y un cierre perfecto con conciertos de ambición descomunal.
Esta nota es una apreciación muy personal del show, de una banda cuya discografía me ha enamorado con el tiempo, y a la que tuve el honor de acompañar desde el inicio en Talagante como espectador y cubrir el final de esta gira.
Pedropiedra: La brisa musical que antecedió al huracán Bunkers
Si había un digno acompañante para este evento histórico era el gran Pedropiedra. El compositor destaca con una rica trayectoria que lo ha llevado a grandes escenarios. Coincidentemente, también realizó un show bastante ambicioso durante este día con su destacado carisma.
A esas alturas, el estadio ya se encontraba en su gran mayoría colmado, un punto muy a destacar para ser el primer telonero del día. Las canciones clásicas brillaron en su repertorio como «Lluvia sobre el mar», «Pasajero», «La balada de J. González» y, por supuesto, el gran cierre con «Inteligencia dormida». Era grato ver cómo mucha gente entonaba y bailaba estas canciones a pesar de no ser uno de los números principales del show, demostrando que el cariño hacia PedroPiedra sigue intacto, y que su show fue una gran apertura para el espectáculo de Los Bunkers.
Fabrizio Copano: La risa inesperada que hizo coro en el concierto
Desde la previa, había cierta incertidumbre respecto a la incorporación de Fabrizio Copano en el show. Su gran trayectoria en el humor lo avala para ser un gran evento; sin embargo, no estamos acostumbrados a ver a un humorista incursionando y haciendo show en un concierto musical.
Desde que se presentó en escenario, de forma abrupta y corriendo hacia la gran plataforma que había en cancha, Copano supo enganchar al público desde sus primeras palabras. La rutina de Fabrizio estuvo repleta de anécdotas propias del artista y de interacción con el público; algo complicado debido a la gran cantidad de gente presente y lo difícil que es comunicarse con ellos para un humorista de stand up. Sin embargo, Fabrizio supo cautivar al público y llevar a cabo una rutina exitosa en el escenario.
Un detalle fue el breve periodo que estuvo, esos 15 minutos se hicieron muy poco para el buen despliegue que llevaba el humorista, pero queda como moraleja que sí podríamos incluir esta dinámica de forma más frecuente en algunos shows y festivales.
Cuando los segundos se detuvieron ante la llegada de Los Bunkers
Las ansias incrementaron cuando en las pantallas se mostró una cuenta regresiva de 5 minutos. 5 minutos en donde el nerviosismo creció y donde todo el público se preparaba con sonrisa nerviosa en el rostro. Cuando el contador llegó a cero, puntualmente Los Bunkers hicieron aparición en el escenario para interpretar «Ven Aquí», desatando la locura en el estadio con efusivos saltos y cantos por parte de toda la cancha.
La fiesta ya estaba desatada y el ambiente completamente encendido con las primeras canciones. «Te vistes y te vas», «Yo sembré mis penas de amor en tu jardín» y «Miéntele» llegaron para marcar presencia siendo interpretadas sin pausas pero con mucho movimiento. Mauricio Durán realizó un saludo a todas las personas que vinieron desde muy lejos, incluyendo personas que vienen de otros países para posteriormente interpretar la nostálgica «Canción de Lejos». También explicó el contexto de su último álbum «Noviembre», que habla sobre recuperar y volver a fortalecer los vínculos, tal como pasó con ellos como banda; con ello presentaron «Bajo los Árboles».
Si el show presentado no es el mejor proyecto que ha realizado una banda chilena en vivo, pega en el palo. La cantidad de pantallas que hubo en el escenario, las luces, que fueron un punto muy alto del show, pero por sobre todas las cosas, el sonido fue impresionante siendo mejor incluso que varios megaconciertos internacionales a los que he asistido.
Además, durante la velada, fueron incluyendo bastantes dedicatorias y homenajes; «Ahora que no estás» que tuvo un guiño a «Gracias a la vida» de Violeta Parra en la intro de guitarra, lo emotivo que fue «La Velocidad de la Luz» que a varios nos tuvo hecho un mar de lágrimas (incluyó una mención/homenaje a Mauricio Basualto que se encuentra en recuperación) y las enérgicas presentaciones de «Rey» y «El Necio» con mucha cercanía de Álvaro López hacia el público.
Del Memorial a la Inmortalidad: Los Bunkers transformaron el dolor en un legado eterno
Tras una pausa de la banda y con las emociones ya desatadas entre todos los presentes, un dron se alzó por detrás del escenario grabando una cancha ya repleta de gente que saludaba mientras se mostraban en la pantalla del escenario. Muchos sabían lo que ya se venía, para otros era una completa sorpresa, lo claro es que ese dron tenía solo una dirección y ya muchos se estaban preparando y ubicando frente al Memorial de Detenidos Desaparecidos del Estadio Nacional.
Los Bunkers hicieron su sorpresiva aparición en el memorial vestidos con unos trajes típicos de la zona austral de nuestro país. Partiendo con un homenaje hacia Violeta Parra con la canción «La exiliada del sur» y seguido de la clásica «Calles de Talcahuano», la banda realizó una interpretación acústica emocionante e hipnótica en donde la gran mayoría de nosotros apreció en completo silencio el gran despliegue de la banda. Un momento que puso paños fríos a la locura del público e hizo un bienvenida a la apreciación del arte que significa la música chilena.
Mauricio Durán se tomó un momento para realizar una profunda reflexión sobre la violencia abrumadora desatada en las últimas semanas en nuestro país, en donde se compara cómo lo bello del Estadio Nacional puede convertirse en una vasija de dolor cuando está en las manos equivocadas. Con ello presentaron «El Detenido», reflexionando que dicha canción se hizo para tocar justamente en ese contexto, el memorial de detenidos desaparecidos a estadio lleno, y que no lo sabían hasta el día de ayer que lo interpretaron por primera vez.
Con la interpretación de «Entre mis brazos», los cinco integrantes de Los Bunkers se presentaron en el centro del memorial, levantando sus instrumentos en alto ante la ovación atronadora del estadio, despidiendo así este hermoso homenaje a los afectados por el doloroso período que azotó a nuestro país.
Recuerdos Infantiles y Melodías Adultas
Para suavizar el ambiente y devolver el buen ánimo al estadio, Guaripolo, el personaje favorito de los niños de 31 minutos, hizo su aparición estelar en el escenario principal. Con sus palabras: «Vengo a rellenar el show mientras Los Bunkers se cambian los calzoncillos entre ellos», realizó una transición que fue una magnífica idea incluir para contrastar lo emotivo y recordarnos que alguna vez fuimos niños y que venimos a disfrutar del show.
Con guiños hacia el show de Los Tres, y contando una historia con referencias a las canciones de Los Bunkers, Guaripolo dio tiempo para que la banda volviera al escenario principal e interpretara «Una nube cuelga sobre mí» junto al resto de integrantes de 31 minutos. Aquel fue un momento completamente grato y chistoso, considerando la gran cantidad de niños que se encontraban disfrutando del show y la gran cantidad de adultos que crecimos viendo a 31 minutos en televisión, pudiendo así recordar esos momentos que tanto nos acompañaron en nuestra infancia, más aún con el ritmo caricaturesco que lleva la canción.
Tras estas interrupciones, el show retomó la senda emotiva con «Las cosas que cambié y dejé por ti» y «Ángel para un final», esta última con un inspirado Álvaro López muy cercano en la plataforma con su guitarra, mientras el público iluminaba el estadio con los flashes formando un gran manto estrellado.
La energía también invadió el lugar con «Fantasías animadas de ayer y hoy» y «Deudas», con mucha cercanía al público que se encontraba saltando y coreando cada canción.
Ver esta publicación en Instagram
A estas alturas, uno no podía sino maravillarse ante el gran talento que posee cada uno de estos músicos, destacando un Francisco Durán multiinstrumentista que realizó a la perfección varios arreglos en distintas canciones, sin mencionar el gran talento de Cancamusa quien interpretó cada canción con gran exactitud y pasión, sobretodo en estas últimas dos canciones.
Con la invitación a PedroPiedra al escenario, la banda presentó un set completamente ambicioso pero ejecutado a la perfección. «El mismo lugar», «Tarde» y «Abril» fueron ejecutadas sin pausas tal como en el álbum «Barrio Estación».
Lo ambicioso de todo esto radica en la orquesta sinfónica que acompañó a la banda en este lapso, en donde también se acompañó con un movimiento en escenario donde poco a poco las dos pantallas más cercanas del escenario se fragmentaron y separaron como persianas, formando una visual increíble de color amarillo. Este momento fue casi hipnótico para todos los que apreciamos esta muestra artística, un conjunto de factores que se mezclaron como una obra de arte que demostraron el gran trabajo que realizó la banda para preparar este gran espectáculo.
Finalizando gran parte del show, la banda interpretó «Nada nuevo bajo el sol», «Bailando solo» y «Miño», canciones de tres épocas distintas de la banda pero que tienen la misma importancia en su discografía. La relevancia de Los Bunkers queda reflejada en cómo muchas de estas canciones son cantadas a todo pulmón por el estadio mientras las luces y sorpresas acompañaron estos momentos. Con gran parte del espectáculo servido, la banda se despidió para tomar una breve pausa.
Ver esta publicación en Instagram
Lágrimas de rock: Los Bunkers en el cierre de una era
Tras una breve pausa, la banda retomó el escenario agradeciendo a todo el equipo técnico que trabajó arduamente para ese concierto, ya que son bastantes; como nota personal me sumo al agradecimiento a todo el equipo que hizo posible ese impecable show presentado.
Con ello presentan un homenaje a Víctor Jara interpretando «El derecho de vivir en paz», una emotiva presentación donde incluyeron videos del propio artista, que inconscientemente hicieron reflexionar sobre su vida, sus últimos días y en cómo se convirtió en un símbolo mundial de la «canción de protesta». Los aplausos llenaron todo el recinto al finalizar la interpretación.
Con eso y al hilo le siguieron las tres últimas canciones, «Canción para mañana», «No me hables de sufrir» y la famosísima «Llueve sobre la ciudad». Con esto Los Bunkers finalizaron una gira que los llevó por todo el país y que marcó momentos históricos en su carrera musical.
La despedida de la banda fue más que nada un agradecimiento por el magnífico fin de semana entregado, con evidente emoción en el rostro por parte de la banda y un gran orgullo por todo lo que han logrado. Al igual que la banda, el público se retiró del recinto con una evidente felicidad en su rostro, tras unas increíbles tres horas de concierto brindadas por la banda.
Personalmente, no tengo palabras para definir lo que fue el concierto de Los Bunkers, es increíble cómo la banda se las arregló durante toda la gira para presentarnos sorpresas maravillosas durante varios shows hasta culminar en el evento más importante de su carrera.
Los dos shows en el Estadio Nacional son un hito histórico para la banda y para la música chilena en general, con una puesta en escena completamente ambiciosa y un sonido impecable, digno de un concierto de una banda internacional en un megaevento como podría ser el Coachella.
Muchas cosas se me quedarán en el tintero mientras reflexiono sobre el evento, personalmente lo viví como un fan más dejándolo todo en la cancha. Solo queda agradecer a Álvaro López, Mauricio Durán, Francisco Durán, Gonzalo López y por supuesto a la maravillosa Cancamusa que hizo un esfuerzo sobrehumano para aprender las canciones y poder interpretarlas a la perfección en vivo.
Por supuesto también un gran abrazo y desearle lo mejor a Mauricio Basualto que se encuentra en recuperación. Sin lugar a dudas, Los Bunkers ya son una de las bandas más importantes en la historia de nuestro país y estaremos expectantes a las sorpresas que nos tienen preparadas a futuro.