El tercer álbum de estudio de Milky Chance, el dúo alemán de rock electrónico, llegó después de «Sadnecessary» (2013) y «Blossom» (2017). Milky Chance ya nos tiene acostumbrados a sus grandes lanzamientos y poco a poco se ha ido posicionando como una banda muy atractiva para escuchar. En esta nota hablaremos del álbum «Mind the Moon».

El disco inicia con «Fado», una enérgica pista cuyo significado resulta críptico, explorando aparentemente temas como la belleza, la naturaleza o los colores. Una acertada elección como sencillo por su accesibilidad radial. Luego nos sumergimos en «Oh Mama», indudablemente uno de los puntos culminantes del álbum. Aunque la letra sigue siendo subjetiva, parece tratar sobre el peso de la culpa a través de los años o incluso sobre secretos guardados. Sin embargo, lo que realmente destaca es la belleza musical, con un bajo que marca el ritmo y uno de los estribillos más potentes que la banda ha ofrecido.

En «The Game», la narrativa cambia nuevamente, centrándose en una historia de amor contada desde la perspectiva de un lobo solitario con sus propios problemas. Si bien el estribillo sobresale, el resto de la canción no ofrece mucho más. Una encantadora opción para dedicar a una pareja con gusto alternativo. «Rush» nos devuelve al sonido clásico del dúo, mostrando su característico estilo de interpretación tranquila que se transforma en un enérgico estribillo. Además, cuenta con la participación de Témé Tan, quien aporta un puente cantado en francés. Por otro lado, «Long Run» es una canción sobre desamor que, personalmente, no logró cautivarme.

«Daydreaming» cuenta con la colaboración de Tash Sultana, quien aporta nuevas capas a la canción y la salva de caer en lo genérico. La producción musical refleja perfectamente la psicodelia de la letra. «We Didn’t Make It To The Moon» es una sencilla pista que destaca por su simplicidad.

Para agregar variedad, «Eden’s House» cambia de ritmo e instrumentación, presentando una sección principalmente a capella con mínimos detalles instrumentales. «Scarlet Paintings» intenta ser una secuela espiritual de «Stolen Dance», aunque sin lograrlo completamente.

En «Fallen» se percibe una leve mejoría, especialmente en el estribillo, mostrando un camino más prometedor para el dúo. Un ritmo bailable, una producción centrada en el bajo y letras más directas podrían ser el futuro de su música. El álbum concluye con «Window», una sólida canción con una excelente producción que explora un lado más experimental de su sonido, presentando además un largo puente al final, siguiendo una técnica clásica de cierre de disco.

El tema recurrente de la luna, la alucinación y la búsqueda de luz puede sentirse algo pretencioso y repetitivo a lo largo del álbum. Si bien esto le otorga una cierta cohesión conceptual, podría haberse explorado con mayor profundidad. A pesar de ello, este disco representa un paso adelante para Milky Chance, mostrando un crecimiento significativo desde sus trabajos anteriores.

Actualmente, el dúo se encuentra de gira por Sudamérica, con una presentación programada en el Teatro Coliseo el 14 de mayo, con entradas disponibles a través de Puntoticket. Con su música evocadora y letras emotivas, continúan cautivando audiencias en todo el mundo con su estilo único y poderoso.

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