Fotos: Francisco Aguilar A. / @franciscoaguilar.ph


Mientras me aproximaba, divisaba a numerosos seguidores del metal, luciendo sus largas melenas mientras se dirigían al recinto teatral. Se respiraba la atmósfera del concierto. Afuera del lugar se vendían una variedad de productos, desde cervezas hasta parches, imanes y camisetas, todo parte del extenso merchandising disponible. La entrada transcurrió sin contratiempos, y así me encontré dentro del emblemático Cariola, escenario de innumerables actuaciones de renombradas bandas y conciertos memorables en la capital.

 En esta ocasión, asistí al espectáculo de la banda Deicide, una de las agrupaciones más emblemáticas del death metal a nivel mundial. También se unieron a la gira por Sudamérica, denominada «Decimate Latin America tour 2023», los canadienses de Kataklysm. Sin embargo, no estarían solos, ya que destacados exponentes nacionales como Bonebreaker y Anima Inmortalis se encargaron de avivar los ánimos para esta única y oscura celebración, repleta de blasfemia y auténtico death metal de antaño.

Dando comienzo, Anima Inmortalis se erigió como la agrupación pionera de la velada, desplegando todo el poderío de este quinteto chileno, el cual quedó patente en su actuación de aproximadamente treinta minutos, caracterizada por un sonido impecable de principio a fin. Su distintivo sonido emanaba directamente de las seis cuerdas, fusionando riffs progresivos con una batería aplastante que daba paso a acelerados blast beats, haciendo que más de uno se dejara llevar por la intensidad. Además, no faltaron algunos solos melódicos acordes a la brutalidad sonora que la banda nos presentaba. Por otro lado, las desgarradoras vocalizaciones del cantante resonaban en un Cariola que se llenaba rápidamente.

Francisco Aguilar A. / @franciscoaguilar.ph
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Si hablamos de brutalidad, Bonebreaker es el adjetivo perfecto para describirlos. Su participación me dejó asombrado, aunque ya los había visto anteriormente, considero que han mejorado notablemente su puesta en escena con el paso del tiempo. Tito Melin, quien también es el cantante de la icónica banda Undercroft, me recordaba al propio Glen Benton de Deicide, con una capacidad pulmonar envidiable. Arrojaba las frases llenas de odio al aire con un imponente y admirado vozarrón. La batería era una auténtica locura, con una velocidad impresionante, que, junto a las guitarras, creaba una atmósfera de violencia y caos. El público lo percibía así y los primeros mosh pits comenzaban a formarse, aunque aún tímidamente, pues esto era solo el comienzo.

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Las protestas y abucheos comenzaron a surgir en el teatro debido al retraso de Kataklysm, que se prolongó por 10 minutos. Sin embargo, todo se tranquilizó cuando la introducción resonó, el baterista tomó su posición y la banda ocupó el escenario para dar inicio a su demoledora actuación. Me ubiqué en el centro de la pista, donde el enardecido público mosheaba sin descanso al compás de los desenfrenados y progresivos riffs interpretados por los músicos norteamericanos. Fue una presentación impecable, en la cual Maurizio Iacono, cantante, aprovechó para elogiar a nuestro país, proclamándolo como «la capital más grande del metal». El público, por supuesto, respondió agradeciendo a todo pulmón tan halagador cumplido. En definitiva, ritmos veloces, una batería discordante y una magnífica ejecución vocal por parte de Maurizio conformaron una actuación digna de admiración por parte del cuarteto canadiense.

Francisco Aguilar A. / @franciscoaguilar.ph
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Revisa el setlist de Kataklysm aquí:

Kataklysm Setlist Teatro Cariola, Santiago, Chile, Decimate Latin America Tour 2023

Los fanáticos de todas partes se preparaban para una noche llena de blasfemia y odio, lo cual se percibía en el ambiente. Algunos bromistas aprovecharon la ocasión para lanzarse desde la platea hacia la cancha, incluso trajeron una cuerda para descender ¡Todo valía! La cancha estaba abarrotada, no cabía ni un alfiler. Yo me encontraba en el palco derecho observando todo mientras el área general se llenaba cada vez más. Decidí bajar e intenté posicionarme en el centro para tener una mejor vista del espectáculo. Glen Benton y su banda se ubicaron en el escenario para realizar una última prueba de sonido mientras el público ovacionaba su presencia. Después de un retraso de 20 minutos, la banda finalmente inició su oscuro ritual, comenzando con la ejecución completa del álbum «Legion» (1992), para luego interpretar sus grandes clásicos como «When Satan Rules His World», «Scars Of The Crucifix» y la demoledora «Dead by Dawn», con la cual cerraron su caótica y violenta presentación, donde de todo se vivió.

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Como comentario personal, debo decir que fue uno de los espectáculos más violentos y brutales en los que he estado presente. La multitud se movía descontroladamente de un lado a otro, los mosh pits eran torbellinos rebosantes de fuerza y frenesí. Había tanta gente que la barricada estuvo al borde del colapso, y los técnicos, guardias y personal de la producción hicieron todo lo posible trayendo cualquier cosa para evitar una posible tragedia. En más de una ocasión, Benton tuvo que detener el show para advertir sobre la caótica situación. Hubo un momento en el que lo tomó con humor, aunque no entendí bien el contexto, probablemente relacionado con los insólitos elementos que el equipo de seguridad y producción llevaban para contener el colapso de la barricada. Él continuó con su espectáculo, cumpliendo su promesa al público chileno.

Francisco Aguilar A. / @franciscoaguilar.ph
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Aparte de eso, la presentación fue impecable. Sin embargo, debo destacar algunos puntos, como el audio, que sonaba un tanto saturado en ciertos momentos. A pesar de que tenía tapones para los oídos, podía distinguir claramente los instrumentos, pero cuando los retiré para apreciar el sonido sin obstáculos, fue una locura total. El potente vozarrón de Glen opacaba un poco las guitarras.

Otro aspecto importante fue la cantidad de gente. En mi opinión, ingresó más público del esperado. Se sabía que el evento estaba completamente agotado, y muchas personas no lograron conseguir entradas. Sin embargo, como suele suceder en todos los conciertos (y esto lo sabe hasta el que limpia el teatro), siempre hay personas que ingresan a 10 mil pesos. Creo que se pasaron un poco, ya que pude ver a mucha gente en los pasillos e incluso fuera del área general.

Francisco Aguilar A. / @franciscoaguilar.ph

En resumen, el evento fue una auténtica masacre de principio a fin, donde se liberaron tanto lo bueno como lo malo. Entre gritos de odio, desenfreno y letras anticristianas características de Deicide, la banda no se reservó nada y vomitó todo el repudio y rencor que los estadounidenses plasman en sus canciones y actuaciones. El público estaba desatado y salvaje, expulsando todas las frustraciones y el estrés que la vida nos impone día tras día. Los cuerpos sudorosos, las almas elevándose sobre la gente y seres poseídos por la frenética armonía y brutalidad de las canciones.

En modo de conclusión, el evento fue una experiencia intensa y llena de energía. Desde la apertura con Anima Inmortalis y Bonebreaker, se pudo sentir la potencia y calidad musical de las bandas nacionales. Luego, Kataklysm tomó el escenario con un ligero retraso, pero logró conquistar al público con su sonido brutal y su carisma en el escenario. 

Francisco Aguilar A. / @franciscoaguilar.ph

El show de Deicide fue caótico y violento, como se esperaba de una banda icónica del death metal. El público respondió con mosh pits y una entrega total, aunque hubo algunos inconvenientes como la posible colapsación de la barricada y problemas con el audio. A pesar de eso, la experiencia fue memorable, con momentos de adrenalina y una atmósfera de comunión entre los fanáticos y las bandas. En definitiva, fue una noche llena de blasfemia, odio y el poder del death metal en su máxima expresión.

Revisa el setlist de Deicide aquí:

Deicide Setlist Teatro Cariola, Santiago, Chile, Decimate Latin America Tour 2023

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