El pasado 30 de marzo, el Teatro Teletón fue testigo de una velada que quedará grabada en la memoria de los fanáticos del power metal. Angra, en el marco de su última gira antes de su pausa en los escenarios, ofreció un show inolvidable celebrando el icónico álbum «Temple of Shadows». La emoción en el ambiente era innegable: esta era la última oportunidad de ver a la banda en vivo en un largo tiempo, y nadie quería perdérselo.

Desde temprano, la fila de fanáticos rodeaba la cuadra, reflejando el fervor y la pasión por la banda. Al ingresar al recinto, las sillas dispuestas a lo largo de todo el teatro sorprendieron a algunos asistentes, dando a entender que el espectáculo se viviría en un formato más ordenado. Sin embargo, con una banda como Angra, la energía y la entrega de los fans harían que la noche tomara otro rumbo.

Poco después de las 20 horas, la expectativa alcanzó su punto máximo. Las luces se apagaron, y un espeso humo comenzó a emanar desde los costados del escenario. Era la señal inequívoca de que el show estaba a punto de comenzar. Los primeros acordes de «Faithless Sanctuary« resonaron en el recinto, provocando una ovación ensordecedora cuando Fabio Lione hizo su aparición en escena. Sin dar tregua, la banda continuó con «Acid Rain» y «Tide of Changes», aumentando la euforia del público. En ese momento, Fabio Lione, con un español sorprendentemente fluido, se dirigió a los asistentes para agradecer su presencia y expresar su felicidad por estar una vez más en Chile.

Foto por Mariano Beuses

Hasta ese punto, los fanáticos habían permanecido en sus asientos, pero la verdadera explosión ocurrió cuando los fotógrafos y el equipo de prensa se retiraron de la parte frontal del escenario. Sin dudarlo, la mayoría del público abandonó sus sillas y se apresuró a acercarse lo más posible a la banda. La atmósfera cambió por completo: la energía y la pasión se intensificaron, y la cercanía con los músicos convirtió el show en una experiencia aún más especial.

El setlist avanzó con un despliegue de talento y conexión inigualable. «Angels and Demons» y «Waiting Silence» hicieron vibrar cada rincón del teatro, con los asistentes cantando a todo pulmón y agitando sus manos al ritmo de la batería y las guitarras. La interacción entre banda y público fue constante, con Fabio Lione aprovechando cada oportunidad para dirigirse a los fanáticos. Uno de los momentos más especiales de la noche ocurrió cuando invitó a una joven en el centro de la cancha a anunciar la siguiente canción: «Wishing Well». La interpretación fue tan emotiva que el teatro entero se unió en un coro monumental, terminando con una oleada de aplausos y vítores.

Sin preámbulos, la intensidad volvió a dispararse con «Temple of Hate» y «The Shadow Hunter». Si la banda hubiera dejado de cantar, el show fácilmente se habría convertido en un gigantesco karaoke. El nivel de fidelidad y pasión de los fans era impresionante: cada canción era coreada de principio a fin con una entrega absoluta. La ejecución instrumental fue impecable, demostrando por qué Angra es una de las bandas más icónicas del género.

Foto por Mariano Beuses
Fotografía por Mariano Beuses

La segunda mitad del recital estuvo marcada por la perfección técnica y el virtuosismo de cada miembro de la banda. «No Pain for the Dead», «Winds of Destination», «Sprouts of Time», «Morning Star» y «Late Redemption» fueron interpretadas con una maestría impresionante. Rafael Bittencourt y Marcelo Barbosa brillaron con sus solos de guitarra, mostrando una precisión y sentimiento que arrancaron ovaciones constantes. Bruno Valverde, por su parte, hizo retumbar cada rincón del teatro con su descomunal destreza en la batería, llevando el ritmo con una potencia inquebrantable.

La recta final del show fue una verdadera celebración. «Rebirth» y «Carry On», dos himnos indiscutidos de la banda, desataron la locura total en el recinto. El público, sin reservas, cantó con todas sus fuerzas, alzando los brazos y aplaudiendo al ritmo de cada melodía. Fue el broche de oro perfecto para una noche llena de emociones, power metal y una conexión inigualable entre Angra y sus seguidores.

Fotografía por Mariano Beuses

Cuando el show llegó a su fin, la ovación fue atronadora. Los fanáticos sabían que esta sería la última presentación de la banda en un largo tiempo, y se aseguraron de demostrarles su admiración y gratitud. Fue una noche de aplausos, cantos, gritos y, sobre todo, un despliegue de amor incondicional por la música de Angra. Ahora solo queda esperar el día en que decidan regresar a los escenarios, porque esta no es una despedida definitiva, sino un hasta pronto. ¡Gracias, Angra, por una noche legendaria!

Foto por Mariano Beuses

 

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