Por: Lukas Arias (@lukariass)
Fotos: Francisco Aguilar (@franciscoaguilar.ph)
En una fría tarde de mayo, el Club Chocolate fue testigo del regreso de Blessthefall, la reconocida banda originaria de Phoenix, Arizona, hizo su esperado retorno a Chile después de más de ocho años desde su última presentación en el Teatro Cariola en 2015. Esta visita marcó su quinta actuación en nuestro país.
El show se desarrolló con notable organización y puntualidad. La jornada musical comenzó con la presentación de la banda chilena Plegaria, quienes dieron inicio a una velada inolvidable para los asistentes.
Plegaria
Los nacionales Plegaria animaron la velada con una actuación puntual y potente. El quinteto santiaguino inició su set de media hora con “Toma Mi Mano”, de su álbum “Inquebrantable” (2021), y presentó otras cuatro canciones del mismo. En su segundo tema, “Masacre”, se unió Ignacio Muñoz, guitarrista de Defragment, aportando guturales que complementaron las voces de Claudio Canessa. La dualidad entre las voces limpias de Alejandro Sánchez y las distorsionadas de Claudio destacó en cada canción, acompañada de bass drops y breakdowns que incentivaron al público a moshear.
La banda también presentó el tema «Integridad», una canción inédita que probablemente será lanzada en uno de sus próximos trabajos.
Al final del set, Claudio incitó al público a activar el “modo centrífuga”, resultando en un gran mosh durante “Oscuras Aguas”, que concluyó con un solo impecable. Tras una breve presentación de cada integrante de la banda, Plegaria cerró su show, estableciendo un alto estándar para la actuación de Blessthefall, el plato principal de la noche.
Blessthefall
El show de los norteamericanos se caracterizó por su intensidad y brutalidad, logrando entusiasmar al público hasta el punto de generar mosh en cada canción. Desde el inicio con «Exodus», el ambiente se llenó de energía, destacando la presencia de globos rosados flotando por el aire durante las primeras tres canciones. El vocalista Beau Bokan, impresionado por la sorpresa, preguntó a quién se le ocurrió la idea, y agradeció a los fanáticos por su entusiasmo y creatividad.
A lo largo del espectáculo, los asistentes se mostraron completamente entregados, cantando a todo pulmón cada canción y disfrutando especialmente de los breakdowns. Algunos aventureros intentaron hacer crowdsurfing, aunque sin tanto éxito, uno logró llegar al escenario. Durante los primeros temas, Bokan recibió la bandera chilena, la cual desplegó con orgullo, agradeciendo el gesto de los presentes.
El repertorio de la banda consistió en 16 canciones, destacando temas del álbum «Hollow Bodies» (2013), incluyendo su canción homónima. También sorprendieron al público con «2.0» y «What’s Left of Me» del álbum «Witness». Además, repasaron algunas canciones más antiguas como «40 Days…», «Bottomfeeder» y «Promised Ones» del álbum «Awakening» (2011).
El show fue no solo intenso, sino también divertido. Bokan interactuó varias veces con los fanáticos, sobre todo con los de primera, chocando los puños con ellos, haciendo “puñito» como él decía, y hubo una sorpresa especial cuando se celebró el cumpleaños de Joel, el sonidista de la banda. El público cantó tanto en español como en inglés, dejando a la banda agradecida y sorprendida por aquel gesto.
Bokan expresó su agradecimiento una vez más y explicó que la banda había estado sin tocar durante un tiempo, añadiendo que extrañaban a su público. Explicaba que Blessthefall estuvo inactiva desde 2019 hasta 2023, lo que hizo que este regreso fuera aún más significativo tanto para la banda como para sus seguidores, sobre todo a Chile, ya que no venían desde el 2015, ¡poco más de ocho años!.
El show se mantuvo fiel al estilo post-hardcore/metalcore, con movimientos típicos como el two step y patadas voladoras visibles a lo largo de la presentación. Los mosh fueron particularmente intensos, aunque no sin algunos caídos, algo que forma parte de la experiencia en este tipo de conciertos.
La presentación de Blessthefall en Chile no solo marcó su esperado regreso a los escenarios, sino también un emotivo reencuentro con sus fervientes seguidores. Tras aquellos años de inactividad, la energía y pasión que la banda y su público compartieron en esa fría noche de mayo se sintió aún más poderosa. Fue un recordatorio de la conexión especial que existe entre los artistas y sus fans, y de cómo la música puede unir y reavivar el espíritu, incluso después de un largo período de ausencia. Esta experiencia dejó claro que, pese al tiempo y la distancia, la fuerza del metalcore sigue siendo inquebrantable.
Produjo: Spider
