El Teatro Cariola se convirtió en el epicentro de una noche cargada de brutalidad y oscuridad el pasado 15 de marzo, cuando Dark Funeral desató su infernal despliegue de black metal en Santiago. La velada comenzó puntual a las 19:30 con un cartel que hizo honor a la escena extrema, presentando a los nacionales Necrodemon y a los suecos de A Canorous Quintet, quienes elevaron la intensidad en cada momento hasta la esperada aparición de los dueños de la noche.
Necrodemon: Furia nacional en estado puro
«Necrodemon» Fotografía por Benjamín López / @benjamin_voorhees
Los encargados de abrir la jornada fueron Necrodemon, quienes demostraron por qué son una de las bandas más queridas dentro del underground chileno. Desde el primer acorde, su energía y brutalidad se hicieron sentir, logrando encender a la audiencia con un setlist cargado de adrenalina. Canciones como «Spiral of Madness», «In the Ecstasy of Fire», «The Lost Kind of Magic» y la incendiaria «Que Muera el Perro Jesús» desataron el frenesí entre los asistentes, quienes al final de su set no dudaron en pedir una canción más.
Más allá de su imponente presentación, la banda compartió con el público su frustración por no haber podido traer su nuevo álbum para la venta debido a problemas logísticos, aunque esto no impidió que el público les brindara todo su apoyo. Su alegría por tocar nuevamente en Santiago fue evidente, y la respuesta de la audiencia dejó claro que el sentimiento era mutuo.


A Canorous Quintet: La elegancia del death metal melódico


«A Canorous Quintet» Fotografía por Benjamín López / @benjamin_voorhees
El turno de los suecos A Canorous Quintet trajo consigo una ola de melodía y agresión que se incrustó en cada rincón del teatro. Su debut en Latinoamérica no pudo haber sido mejor recibido, con un setlist que incluyó himnos como «In the Twilight of Fear», «Realm of Rain», «The Black Spiral», «Land of the Lost» y «Orchids Sleep». La intensidad de su performance logró que el público no dejara de moverse, con un mosh pit furioso que creció con cada tema.
Entre canción y canción, la banda manifestó su sorpresa y admiración por la entrega del público chileno, a quienes describieron como “impresionantes”. Y es que, sin duda, la respuesta de los asistentes no hizo más que elevar la energía de los suecos, quienes ofrecieron una actuación contundente, llena de riffs melódicos y una pasión desbordante que los hace merecedores de un lugar especial en la memoria de quienes presenciamos su debut en tierras chilenas.


Dark Funeral: La culminación de un ritual de caos

El plato fuerte de la noche llegó con la esperada aparición de Dark Funeral, quienes se apoderaron del escenario con su característico misticismo y una puesta en escena imponente. Desde la introducción, el ambiente se tornó denso y electrizante, anticipando el brutal despliegue que estaba por venir.
Andreas Vingbäck, mejor conocido como Heljarmadr, y compañía no dejaron margen para la calma, desatando una tormenta sonora con temazos como «Nosferatu», «To Carve Another Wound», «The Arrival of Satan’s Empire» y «Unchain My Soul». La energía del público fue creciendo en intensidad hasta convertirse en un verdadero ritual de caos. La temperatura en el recinto aumentó conforme el setlist avanzaba, con un mosh pit que no daba tregua y una entrega absoluta por parte de los fanáticos.
El repertorio continuó con himnos como «Open the Gates», «My Dark Desires», «In the Sign of the Horns» y la infaltable «Let the Devil In», cerrando con la monumental «Where the Shadows Forever Reign». Como broche de oro, Heljarmadr tomó una bandera chilena de un fan cercano al escenario y la colgó en su pedestal de micrófono, para luego entonar el clásico «¡Chi, Chi, Chi, Le, Le, Le, Viva Chile!». Este gesto fue recibido con una ovación estruendosa y demostró la conexión especial entre la banda y el público chileno.



Una noche de culto para el black metal
Si algo quedó claro tras este concierto es que la escena extrema en Chile está más viva que nunca. Desde la fiereza de Necrodemon, pasando por la maestría melódica de A Canorous Quintet, hasta la oscura y aplastante presencia de Dark Funeral, la noche fue una experiencia inigualable para cualquier amante del metal extremo.
En lo personal, son pocas las veces que puede sentirse una conexión tan intensa entre las bandas y el público como la que se vivió en esta ocasión. Esas noches donde todo encaja a la perfección, donde la música, la atmósfera y la pasión del público se combinan en una experiencia que trasciende lo ordinario. Si hay algo que nos deja este evento, es la certeza de que el black metal sigue reinando con fuerza en estos lares y que, sin duda, estaremos listos para recibir de nuevo a estos titanes en una próxima oportunidad.
Esperemos que esa dosis de oscuridad no tarde en repetirse.
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