REVIEW CONCIERTO | Deep Purple y Journey: una noche simplemente mágica e inolvidable

El 17 de septiembre en el Estadio Santa Laura, el público vivió una noche histórica junto a dos gigantes del rock: Deep Purple y Journey. Con la apertura a cargo de la banda chilena Aleste, el evento fue un viaje cargado de nostalgia, emociones y un despliegue musical inolvidable que dejó a todos los asistentes clamando por más.

Fotografía por Eduardo Sandoval

Aleste: Un inicio cargado de recuerdos y romanticismo


La banda Aleste fue la encargada de abrir esta jornada mágica, con un repertorio que nos transportó a los años dorados del pop rock chileno. Con un gran carisma, energía y clásicos como «Cuando el cielo llora», «Como la primera vez», «Secretos en el sol», Tiempo Blanco» y «Nadie como yo» hicieron que el público reviviera momentos llenos de sentimentalismo. Aleste cerró su actuación con un sorprendente cover de «Sure Know Something» de Kiss, para finalmente regalar el himno «Hay Un Límite», con un coro que el público cantó a todo pulmón, preparando el terreno para lo que vendría.

Fotografía por Eduardo Sandoval
Fotografía por Eduardo Sandoval

Puedes ver nuestra galería completa de Aleste pinchando aquí.

 

 

Fotografía por Eduardo Sandoval

Deep Purple: Un recorrido magistral por la historia del rock

 

Cuando el sol ya había caído, Deep Purple tomó el escenario para entregar una clase maestra de rock. La banda, que lleva más de cinco décadas marcando la historia de la música, abrió con «Highway Star», encendiendo de inmediato los ánimos. Desde el primer acorde, Ian Gillan mostró que su voz sigue siendo un elemento clave del poder de Deep Purple, mientras el carisma de Roger Glover, la destreza de Ian Paice, la energía de Simon McBride y el virtuosismo de Don Airey hicieron que cada canción fuera un despliegue de maestría musical.

Con un sonido perfecto, el setlist incluyó clásicos como «Into the Fire», que desató la euforia entre los fans, y la emotiva «Uncommon Man», una sentida dedicación al fallecido tecladista Jon Lord, que conmovió a todos los presentes. La intensidad no decayó en ningún momento con interpretaciones electrizantes de «When a Blind Man Cries» y «Space Truckin'», mientras el público coreaba cada palabra.

Fotografía por Eduardo Sandoval
Fotografía por Eduardo Sandoval

La banda no solo apostó por sus clásicos, sino que también incluyó temas de su más reciente álbum, como «A Bit on the Side», «Lazy Sod» y «Bleeding Obvious», demostrando que aún tienen mucho que ofrecer en la escena del rock contemporáneo. Uno de los momentos más memorables fue el solo de teclado de Don Airey, quien no solo deleitó a todos con su destreza, sino que rindió un homenaje especial a Chile tocando un extracto de «Gracias a la Vida» de Violeta Parra, generando una ovación unánime del público.

El cierre de su actuación fue épico, con los icónicos «Smoke on the Water» y «Black Night», que hicieron vibrar el estadio. La comunión entre la banda y el público fue perfecta, y Deep Purple demostró una vez más por qué sigue siendo una de las bandas más importantes en la historia del rock.

Fotografía por Eduardo Sandoval

 

Fotografía por Eduardo Sandoval

Puedes ver nuestra galería competa de Deep Purple pinchando aquí.

 

Journey: El regreso más esperado y cargado de éxitos


La presentación de Journey fue, sin duda, uno de los momentos más esperados de la noche. Tras años de espera, los fanáticos chilenos finalmente pudieron disfrutar de la banda en vivo, y el espectáculo superó todas las expectativas. Arnel Pineda, con su energía inagotable y una entrega total en el escenario, lideró un show que celebraba los 50 años de la banda con un repertorio lleno de los grandes éxitos que han marcado su carrera.

Fotografía por Miguel Fuentes

El show arrancó con «Only the Young», una explosión de energía que marcó el inicio de una presentación cargada de emociones. Pineda, moviéndose y saltando por todo el escenario, incitó al público a participar en cada momento, mientras la banda lo respaldaba con una ejecución impecable. Los clásicos siguieron uno tras otro: «Stone in Love», «Ask the Lonely», «Escape», «Send Her My Love», «Who’s Crying Now» y «Lovin’, Touchin’, Squeezin’«, canciones que el público coreaba sin descanso, creando una atmósfera mágica.

El vocalista no fue el único en destacar; Deen Castronovo tomó el micrófono para interpretar «Lights» y «Keep on Running», mientras que Jason Derlatka sorprendió a todos con una magnífica interpretación de «Girl Can’t Help It». Cada miembro de la banda tuvo su momento de brillar, demostrando una química y profesionalismo inigualables.

Fotografía por Miguel Fuentes
Fotografía por Miguel Fuentes

El sonido se incrementó notablemente a medida que avanzaba el show, y los grandes éxitos de Journey resonaron con una fuerza impresionante. «Open Arms» y «Faithfully» se sintieron más poderosos que nunca, mientras que «Wheel in the Sky» y «Separate Ways» mantuvieron al público en un éxtasis continuo. Pero el momento cumbre llegó con «Don’t Stop Believin'», la canción que todos esperaban, y que se convirtió en el himno de la noche. El estadio entero se unió en una sola voz, creando uno de esos momentos que quedarán para siempre en la memoria de todos los presentes.

Para cerrar con broche de oro, «Any Way You Want It» desató la locura final. Journey dejó claro que, a pesar de los años y los cambios en su formación, siguen siendo una de las bandas más queridas y respetadas en el mundo del rock. Sus canciones, llenas de alma, amor y esperanza, siguen resonando profundamente en los corazones de sus fanáticos.

Fotografía por Miguel Fuentes
Fotografía por Miguel Fuentes

 

Una noche inolvidable

Deep Purple y Journey no solo ofrecieron un concierto; ofrecieron una experiencia única que dejó a todos los asistentes con el corazón lleno de música. 

Esta noche quedará grabada en la memoria de todos los asistentes como una de las mejores veladas de rock de los últimos tiempos. Deep Purple y Journey ofrecieron un espectáculo inolvidable, lleno de nostalgia, grandes interpretaciones y momentos que nos recordaron por qué estas dos bandas siguen siendo leyendas del rock.

Agradecemos haber sido testigos de este maravilloso evento y deseamos que este no sea el último. No dejaremos de creer y esperamos ver nuevamente a Journey y Deep Purple en los escenarios chilenos. Mientras tanto, quedará en el recuerdo una noche mágica que difícilmente será superada.

¡Gracias, Deep Purple y Journey, por una noche inolvidable!

 

Fotografía por Edurdo Sandoval

 

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