La reconocida banda trasandina Eterna Inocencia, considerada uno de los máximos referentes del punk a nivel continental, se preparaba para desatar la euforia de sus fanáticos chilenos con un concierto sumamente esperado. El concierto prometía ser un hito en la escena musical de Santiago, al tener como escenario el emblemático Teatro Coliseo.
Los asistentes tendrían el privilegio de sumergirse en un viaje por las grandes canciones de Eterna Inocencia. Esta velada prometía no solo ser un repaso por momentos destacados de su trayectoria musical, sino también una reafirmación de los mensajes que la banda ha transmitido a través de sus letras, acompañando la vida de muchos durante 25 años.
La anticipación por el concierto de Eterna Inocencia comenzó a sentirse desde temprano, con una congregación de fanáticos que se reunieron a las afueras del recinto ya desde las 19:00 horas. El ambiente era palpable, una mezcla de emoción y expectativa, de lo que prometía ser una noche inolvidable. Este momento de espera, bajo el son en Santiago, servía como el preludio perfecto para lo que sería un concierto desatado y enfervorizado, lleno de clásicos que invitarían al mosh y a la celebración de la música.
Este ambiente previo en las afueras del teatro, no solo reflejaba la pasión de los seguidores de los argentinos, sino también el impacto cultural y social que la banda ha tenido en su audiencia a lo largo de los años, preparando el escenario para una noche de energía, nostalgia y, sobre todo, unión a través de la música.
A medida que avanzaba la noche, entre las 20:00 y las 21:00 horas, tanto la cancha como las gradas superiores empezaron a llenarse de espectadores. La gradual ocupación de los espacios hasta casi alcanzar su máxima capacidad anticipaba el inicio de un concierto que no solo sería un despliegue de clásicos, sino también un encuentro de energías y emociones compartidas.
Ya a las 21:00, el Teatro Coliseo experimentó el primer amago de apagón de luces, un preludio que anticipaba la inminente aparición de Eterna Inocencia. Este gesto, aunque breve, fue suficiente para elevar la atmósfera de expectación a su punto máximo.
La anticipación se mantuvo en el aire, espesando cada segundo que pasaba hasta que, finalmente, entre las 21:15 y 21:20 horas, en ese instante, al primer destello de luz en el escenario, los primeros gritos de emoción y euforia estallaron entre la multitud. Los asistentes, que habían aguardado este momento con palpable impaciencia, ahora veían a sus ídolos tomar el escenario, listos para desatar una noche de puro punk, energía y mensajes que resonarían en los corazones de todos presentes.
Justo antes de sumergirse en el corazón de su actuación, Eterna Inocencia se tomó un momento para dirigirse al público. Con las luces aún tenues, creando un ambiente íntimo a pesar de la multitud que llenaba el Teatro Coliseo, la banda expresó su profundo agradecimiento por los 25 años de apoyo incondicional en Chile. Destacaron la importancia de los lazos forjados durante su gira, los amigos hechos en el camino y las experiencias compartidas, enfatizando que la velada estaría repleta de canciones memorables.
Con el inicio de «Forgotten Cause», la noche oficialmente dio un giro hacia un energético y nostálgico viaje por los clásicos de Eterna Inocencia. El mosh comenzó de inmediato, sin contemplaciones, marcando el tono para lo que sería una velada de pura pasión y entrega.
La noche siguió con una energía incesante, con temas como «I Wish I Could», «Sufferland», «La Risa de los Necios», «Lo Sabía», «Viejas Esperanzas», «A Elisa y Juan», resonaron con una fuerza que evidenciaba la conexión profunda entre la banda y el público.
Prosiguiendo con el espectáculo, Eterna Inocencia preparaba una segunda tanda igualmente memorable, con temas que profundizaban aún más en su compromiso y sensibilidad. «Estuarios», «Cañaveral», «A los que se han apagado», «Cuando Pasan las Madrugadas», «Le Pertenezco a Tus Ojos», «Ciegos de Siglos» e «Inquebrantable».
Siguiendo esta poderosa serie, una tercera tanda mantuvo alta la intensidad con «Out of Order», «The Treat», «Stone This War», «Abrazo», «Las Distancias Son Nada, a veces…» y «Sk8». Lejos de marcar el fin, estos temas prepararon el escenario para lo que aún estaba por venir, demostrando que Eterna Inocencia tenía aún más que ofrecer en esta noche de celebración y música.
La continuación del concierto tras esta tercera tanda mantuvo a los asistentes enganchados, ansiosos por más momentos de comunión musical. La banda, demostrando una vitalidad incansable, continuó desplegando su repertorio con la misma pasión y energía que caracterizó el inicio de la noche.
La noche aún reservaba sorpresas después de la tercera tanda, con Eterna Inocencia lanzándose a una cuarta serie de interpretaciones que continuaron elevando el espíritu del Teatro Coliseo. «Días Tristes», «Río Luján», «Let’s Start», «Sin Quererlo» y «Superralikal» resonaron con una mezcla de nostalgia y renovada energía, manteniendo a la audiencia en un constante estado de emoción.
Para culminar esta larga jornada musical que se extendió por casi dos horas, Eterna Inocencia no dio señales de disminuir la intensidad. La banda, con una energía inagotable, ofreció una última serie de temas que sirvieron como broche de oro a una noche inolvidable. «Inocencia», «A los buscadores», «América», «My Family» y «Weichafe» fueron interpretados con la pasión y el compromiso que caracterizan a la banda, abarcando temas de búsqueda, identidad, familia y resistencia. Cada canción resonó profundamente con la audiencia, creando un espacio de reflexión, celebración y unidad.
El concierto llegó a su clímax con «Vamos Mi Vida», un tema que encapsula el espíritu de lucha y esperanza que Eterna Inocencia ha mantenido a lo largo de su carrera. Este final no solo fue un momento de euforia colectiva sino también una reafirmación de los lazos entre la banda y su público, consolidando una noche que trascendió la mera presentación musical para convertirse en una experiencia compartida del corazón de la banda, al corazón del público.
Con las últimas notas de «Vamos Mi Vida» resonando en el Teatro Coliseo, Eterna Inocencia cerró una gran jornada, dejando a su paso un recuerdo imborrable de música, mensajes y momentos que perdurarán en la memoria de todos los presentes.
Fotografía: Jesus Lopez
Extendemos nuestro más profundo agradecimiento a Eterna Inocencia por regalarnos un concierto que no solo fue un espectáculo musical de primer nivel, sino también una profunda experiencia emocional y social. Su música, llena de mensajes de lucha, esperanza y solidaridad, resonó en cada rincón del Teatro Coliseo. Igualmente, queremos agradecer a Transistor por la invitación al evento y llevar adelante un gran espectáculo como fue Eterna Inocencia en Teatro Coliseo.
Fotografía: Jesus López