El Metal Beer Open Air Vol. II en 2025 superó todas las expectativas y dejó una huella imborrable en la historia del metal en Chile. Desde el primer acorde hasta la última ovación, fue un día cargado de poder, adrenalina y pasión por la música extrema. La selección de bandas, tanto nacionales como internacionales, no solo elevó la vara para futuras ediciones, sino que también convirtió el Hipódromo Chile en un verdadero campo de batalla donde el mosh pit nunca se detuvo. A lo largo de la jornada, vivimos un espectáculo digno de los dioses del metal, donde cada banda se encargó de llevar la intensidad a un nuevo nivel.

Dezaztre Natural: El despertar del caos

A las 14:30 horas, los chicos de Dezaztre Natural subieron al escenario con la convicción de encender la chispa que daría inicio a una jornada épica. Durante 30 minutos, nos regalaron una sobredosis de lo mejor de su repertorio, incluyendo temazos como «Violencia Perpetua», «Marihuana» y su clásico «77». A pesar del sol abrasador y la temprana hora, el público respondió con ovaciones, puños en alto y un mosh pit que dejó claro que el espíritu del metal es inquebrantable. La banda, visiblemente emocionada, se retiró agradecida, sabiendo que había puesto en marcha una maquinaria imparable de poder sonoro.

Fotografías por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees

Decessus: La ascensión del metal nacional

Sin perder un solo minuto, Decessus tomó el relevo con una energía arrolladora. Liderados por Ignacia, la banda recibió un cálido saludo del público, quienes no tardaron en desatarse en un frenesí de headbanging y mosh. Su setlist incluyó poderosos himnos como «The Awakening», «Dying Hope Blossoms», «My War of Pain» y «Deliverance», cada uno ejecutado con precisión y ferocidad. Ignacia, con una mezcla de emoción y gratitud, agradeció al público por el apoyo y prometió que seguirían entregando lo mejor de su música. Con este despliegue de brutalidad, Decessus elevó aún más la intensidad de la jornada.

Fotografías por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees

 

Sadism: La leyenda nacional en acción

Con una trayectoria que los precede, Sadism se adueñó del escenario con una brutalidad que solo ellos pueden entregar. Desde el primer acorde de «Faces of Terror», la cancha se transformó en un campo de batalla donde el circle pit se expandía con cada golpe de batería. La energía no decayó con temas como «Lower Astral Entities», «Psychomental Storm» y «Perdition of Souls», que retumbaron con la fuerza de un terremoto en el Hipódromo Chile. Con un público enardecido, puños en alto y un mar de cabezas agitándose al unísono, Sadism dejó claro que el metal chileno sigue más vivo que nunca.

Fotografías por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees

 

Atreyu: Un debut inolvidable

El momento de las bandas internacionales llegó con Atreyu, quienes hicieron su esperado debut en Chile con una energía arrolladora. Desde el primer acorde de «Drowning», el público enloqueció, y con temas como «Becoming the Bull» y «Right Side of the Bed», el fervor solo creció. Los norteamericanos demostraron que no solo saben tocar, sino que también entienden la conexión con sus fanáticos. Brandon Saller, con un desplante inigualable, no dudó en lanzarse a la multitud: bajó del escenario, cruzó la barricada y recorrió toda la cancha, subiendo incluso a las gradas, mientras continuaba cantando sin perder un ápice de energía. Este momento se convirtió en una de las postales más icónicas del festival.

El setlist de Atreyu fue un sueño cumplido para sus seguidores, con temas como «Save Us», «The Time Is Now», «When Two Are One», «Bleeding Mascara», «Ex’s and Oh’s», «Blow» y «Lip Gloss», cada uno recibido con una entrega absoluta por parte del público. Al cierre, la banda expresó su admiración por la energía de los chilenos y prometió regresar en el futuro. Su presentación dejó en claro que este debut fue apenas el comienzo de una historia de amor entre Atreyu y Chile.

Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees

Dark Angel: Thrash sin misericordia

Para los fanáticos de la vieja escuela, la presentación de Dark Angel fue un sueño hecho realidad. y sin duda marcó un punto de quiebre en el festival. Los veteranos del thrash metal llegaron para demostrar por qué son leyenda. Sin rodeos, abrieron con «Time Does Not Heal» y desataron una locura colectiva. Ron Rinehart, con su característica ferocidad, bajó del escenario en varias oportunidades, acercándose a la primera fila para chocar puños con los fanáticos y reafirmar su conexión con la audiencia chilena.

El setlist fue un golpe tras otro: «Never to Rise Again», «No One Answers», «The Burning of Sodom» y dos canciones de su próximo álbum «Extinction-Level Event», el primer disco en 34 años. Las nuevas canciones «Circular Firing Squad» y «Extinction-Level Event» fueron recibidas con el mismo frenesí que sus clásicos. La brutalidad de Dark Angel alcanzó su punto álgido con «Merciless Death», «Darkness Descends» y «Perish in Flames», que sumieron el Hipódromo en un frenesí de headbanging, circle pits y crowd surfing incesante. Su show no fue solo un concierto, sino una declaración de guerra.

Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees

Sodom: El apocalipsis del Metal Beer

El clímax de la noche llegó con la brutal entrada de Sodom, quienes fueron recibidos con una ovación ensordecedora. Desde el primer acorde de «Silence is Consent», el público explotó en una vorágine de mosh y headbanging. La cancha era un torbellino de cuerpos moviéndose sin descanso, con fanáticos surfeando sobre la multitud y bengalas iluminando la noche.

Temas como «Shellfire Defense», «Jabba the Hut», «The Crippler», «Napalm in the Morning», «Outbreak of Evil», «Sodomized» y «Blasphemer» fueron ejecutados con la maestría de una banda que ha escrito páginas doradas en la historia del metal. Cuando sonaron las primeras notas de «Agent Orange», una bengala roja iluminó el mosh pit, creando una imagen apocalíptica que parecía sacada de una pintura del infierno. Tom Angelripper, al notar a un fan con una máscara roja como la del álbum «In the Sign of Evil», se la pidió prestada y la usó durante un tema, provocando la euforia total.

El cierre con «Bombenhagel» fue la definición de apoteósico: el pit más grande del festival, una multitud completamente desatada y una banda que se entregó al 100%. Sodom se despidió lanzando púas, baquetas e incluso muñequeras al público, en un gesto de gratitud y complicidad con sus seguidores chilenos.

Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees
Fotografía por Benjamín Lopez / @benjamin_voorhees

 

La jornada contó con una gran organización, el itinerario se siguió al pie de la letra sin retrasos e incluso el clima ayudó puesto que nos brindó un día mayormente nublado. Sin duda, el Metal Beer Open Air Vol. II fue un festival que  será recordado por todos y cada uno de los asistentes. Un evento donde el fuego, el metal y la hermandad se fusionaron en una sola voz ensordecedora.

 

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