El Master of Rock en el Movistar Arena fue una jornada épica para los fanáticos del metal, un festín de riffs, potentes vocales y momentos cargados de emoción. En una noche que reunió a algunas de las bandas más emblemáticas del género, la escena estuvo marcada por una energía inigualable, desde los históricos Pentagram hasta los reyes del metal, Judas Priest. A lo largo del evento, cada banda dejó su huella, ofreciendo shows que, a pesar de las circunstancias, lograron crear una atmósfera que quedará grabada en la memoria de los asistentes. Este fue un verdadero tributo a la música pesada, un encuentro que celebró la trayectoria de las leyendas y rindió homenaje a aquellos que ya no están, pero que siguen vivos en cada acorde.

Pentagram fue la encargada de abrir la jornada del Master of Rock en el Movistar Arena, en una presentación especial que marcó nada menos que sus 40 años de trayectoria. A pesar de que el público aún era escaso algo entendible para un show que comenzó puntualmente a las 18:00 hrs en pleno día de semana, la banda nacional entregó una actuación potente y energética. Con un setlist cargado de clásicos como «Fatal Predictions», «Demented» y «Demoniac Possession», dejaron claro por qué siguen siendo un pilar del metal chileno. La intensidad y entrega del grupo no decayeron en ningún momento, reafirmando su estatus como leyendas vivas del underground latinoamericano.

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Opeth entregó uno de los momentos más envolventes y memorables de la noche. Con un sonido impecable, los suecos navegaron entre lo pesado y lo melancólico, regalando joyas como «Master’s Apprentices», «Ghost of Perdition» y la siempre emotiva «In My Time of Need». Pero más allá de lo musical, lo que terminó por conquistar al público chileno fue, una vez más, la conexión cercana y natural de Mikael Åkerfeldt con la audiencia. No solo se dirigió a los asistentes en español, sino que presentó a cada miembro de la banda con los sobrenombres que el público local les ha dado con cariño: “Miguelito”, “Peluca”, entre otros. Entre bromas y comentarios sobre su rostro proyectado en pantalla “soy guapo”, decía riendo, Opeth no solo ofreció un show impecable, sino también profundamente humano y cercano. Un momento alto de la jornada, sin duda.

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Savatage protagonizó uno de los momentos más esperados y emotivos del Master of Rock: su debut en suelo chileno. La histórica banda de metal progresivo y sinfónico llegó con todo, desplegando una actuación potente y cargada de nostalgia. Con un setlist que recorrió distintas etapas de su carrera incluyendo joyas como «Hall of the Mountain King», «Edge of Thorns «y «Dead Winter Dead», la banda se ganó al público con fuerza y clase. El punto más emotivo llegó con «Believe», donde en pantalla se rindió homenaje al fallecido Criss Oliva, guitarrista y miembro fundador junto a su hermano Jon. El tributo fue sentido, silencioso y conmovedor, con miles de personas rindiendo respeto en un momento que quedará grabado en la memoria colectiva de los fans chilenos.

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Judas Priest no solo cerró la noche del Master of Rock, sino que ofreció una de esas experiencias que marcan un antes y un después. Desde el primer acorde de «Panic Attack» hasta el final con «Living After Midnight», el sonido fue impecable, y la voz de Rob Halford, lejos de haber perdido fuerza con los años, parecía haber ganado en madurez y potencia. La banda repasó su vasta discografía, dejando al público extasiado con clásicos como «Breaking the Law», «Painkiller» y «Hell Bent for Leather», pero también con un toque especial: durante «Invincible Shield», Halford recordó a los fans la grandeza de la carrera de Priest, nombrando todos los discos, salvo los de la era con Tim “Ripper” Owens. El momento más interactivo fue cuando Halford lideró al público en una de sus célebres vocalizaciones antes de The Green Manalishi, donde la audiencia cantó al unísono con una energía desbordante. Con una entrega impresionante, la banda logró no solo complacer, sino también emocionar a una audiencia que, con su apoyo incondicional, convirtió el show en una celebración histórica del metal.

La primera jornada del Master of Rock fue mucho más que una simple sucesión de conciertos: fue un verdadero ritual de comunión entre leyendas del metal y una audiencia entregada de principio a fin. Desde la potencia pionera de Pentagram hasta el despliegue monumental de Judas Priest, cada presentación dejó en claro que el metal sigue vivo, vibrante y más relevante que nunca. En una noche donde se celebraron aniversarios, debuts y homenajes cargados de emoción, quedó demostrado —una vez más que Chile es tierra fértil para el rock y el metal. Lo vivido en el Movistar Arena no solo fue una celebración del pasado y presente del género, sino también una promesa de que su llama seguirá encendida mientras haya corazones latiendo al ritmo del doble bombo.

Nota: Luis Bonilla

Fotos: Eduardo Sandoval

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