Comenzando una reseña, hoy quedó marcado con fuego en la historia musical de Chile el inicio de las dos jornadas de música con el primer recital de Los Bunkers en el Estadio Nacional. Este evento, largamente esperado, no solo cumplió las expectativas de los fans, sino que las superó, ofreciendo una noche vibrante llena de nostalgia y energía renovada.
Es fascinante pensar cómo, desde aquella reseña en el Estadio Santa Laura, ha transcurrido un buen tiempo hasta llegar a este momento icónico en la música chilena. Hoy, al reseñar el recital de Los Bunkers en el Estadio Nacional, se puede afirmar que estamos presenciando un evento que quedará grabado para siempre en la memoria colectiva y en la historia de la música nacional.
Realmente es impresionante reflexionar sobre el trayecto de Los Bunkers, una banda originaria de Concepción que, según varios artículos de prensa, comenzó a dar sus primeros pasos en 1996 y se consolidó con su nombre en 1999. A lo largo de los años, han logrado crear uno de los legados musicales más importantes de Chile.
Hoy, ese legado se plasmó de manera monumental ante un Estadio Nacional absolutamente lleno, un testimonio vivo de su impacto y relevancia. Este evento no solo celebra su música, sino también la conexión profunda que han forjado con generaciones de fanáticos que los acompañan en cada nota y cada letra.
“Incluso en los ‘Muros’, siempre podemos encontrar ‘La Luz de la Esperanza’ que nos guía a través de las ‘Buenas Noches’ y nos recuerda que ‘Canción para Mañana’ siempre estará presente, porque en la ‘Nada’ siempre hay algo por lo que luchar».
Con las entradas absolutamente agotadas para lo que fue su primera fecha, la previa al concierto fue marcada por una gran cantidad de personas que se dirigían hacia los accesos señalados del Estadio Nacional. Es notable mencionar que, desde tempranas horas de la mañana, ya había un grupo de fanáticos esperando ansiosamente la apertura de puertas.
Este nivel de entusiasmo de los seguidores refleja la profunda huella que Los Bunkers han dejado en su audiencia, demostrando que su música no solo perdura en el tiempo, sino que también sigue despertando un fervor inquebrantable.
Con la entrada al Estadio Nacional, la gente comenzó a tomar sus ubicaciones, y lo primero que destacó fue el imponente escenario, equipado con una gran cantidad de pantallas y un juego de luces espectacular, todos preparados para lo que sería una velada histórica.
Este montaje no solo anticipaba la magnitud del evento, sino que también prometía una experiencia audiovisual envolvente, diseñada para complementar y amplificar la energía de la música de Los Bunkers. Sin duda, el ambiente estaba cargado de expectativa y emoción, preparando a todos los asistentes para una noche memorable que resonaría en la memoria de los fanáticos y en la cultura musical del país.
Entrar al recital de Los Bunkers en el Estadio Nacional es también entrar a recordar su historia, una que ha acompañado a muchas personas a lo largo de distintas etapas de sus vidas. Desde los días de escuchar música en personal o discman camino al colegio, pasando por melodías que acompañaban el trayecto a la universidad, hasta convertirse en la banda sonora de los viajes diarios al trabajo en la actualidad. Es una vida entera de compañía musical que muchos chilenos han experimentado.
Ya con el público acomodado y pasadas las 18:45, comienza a subir al escenario uno de los grandes actos de apertura convocados para el día de hoy: el gran Pedro Piedra. Su presencia en un evento de esta magnitud demuestra su relevancia en el panorama musical chileno y la historia que Pedro ha ido llevando adelante con su música.
Pedro Piedra comenzó la noche con una actuación vibrante, tocando un setlist variado que incluyó canciones como «Sonámbulo», «Para ti», «Lluvia sobre el mar», «Para siempre joven», «Pasajero», «La balada de J. González», «Sol mayor», «Vacaciones en el más allá», «Amar en silencio» e «Inteligencia dormida». Cada canción fue agrado del público, ofreciendo una mezcla de emociones y estilos que prepararon perfectamente el escenario para una noche inolvidable.
En un giro sorprendente y emocionante, el segundo acto de la noche fue un hito histórico en Chile: el primer show de stand-up comedy realizado en el Estadio Nacional. A cargo de Fabricio Copano, galardonado comediante nacional, este segmento marcó un momento sin precedentes en la escena del humor.
Con el final de la rutina de Copano, la atmósfera en el Estadio Nacional se cargó de anticipación para el acto principal. Era la previa final antes del esperado show de Los Bunkers, y el estadio se colmaba de manera definitiva, llenándose cada rincón con fanáticos ansiosos por recibir a la banda.
La expectativa crecía minuto a minuto mientras la noche se preparaba para acoger una de las presentaciones más emblemáticas en la historia de la música chilena. Este era el momento que todos habían estado esperando, y la energía palpable en el aire prometía que sería una noche memorable y emocionante para todos los presentes.
Un poco antes de las 21:00 horas, un silencio expectante se adueñó del Estadio Nacional a medida que las luces se apagaban, dando paso a un contador que comenzaba a retroceder en las pantallas. Este momento marcó el primer punto de expectación máxima de la noche, creando una atmósfera eléctrica entre la multitud. Los fanáticos, ya en pie, miraban fijamente hacia el escenario, sabiendo que cada segundo que pasaba los acercaba más al inicio del tan esperado concierto de Los Bunkers.
Cuando el contador alcanzó 00:00, las primeras notas de «Ven aquí» resonaron en el Estadio Nacional, marcando el comienzo oficial del espectáculo de Los Bunkers. Instantáneamente, el público estalló en fervor, cantando junto a la banda con una pasión desbordante. Este momento no solo dio inicio al concierto, sino que también comenzó la escritura de una nueva página en la leyenda de Los Bunkers.
Con «Ven aquí» iniciando el espectáculo, Los Bunkers dieron paso a una seguidilla de canciones que mantuvieron el alto nivel de energía y conexión con el público. Siguiendo este potente inicio, interpretaron «Te vistes y te vas» y «Yo sembré mis penas de amor en tu jardín».
Después de «Canción de lejos», Los Bunkers emocionaron al público con el cover de «Quién fuera» de Silvio Rodríguez, una canción que ha resonado profundamente tanto en su versión original como en el cover de la banda, acompañando a muchos chilenos a lo largo de los años. Luego, interpretaron «Bajo los árboles» y «Si estás pensando mal de mí», cada una destacando diferentes facetas de su estilo musical.
Uno de los momentos culminantes de la jornada fue la interpretación de «Ahora que no estás», un tema clásico de Los Bunkers que el público coreó con entusiasmo. Sin embargo, lo que hizo especial esta ocasión fue una intro única: un solo muy hermoso interpretado por Francisco Durán.
Otra seguidilla destacada del concierto incluyó «La Velocidad de la luz», la cual dedicaron a Mauricio Basualto, resaltando su importancia en el camino de la banda. Este momento fue especial, reconociendo su contribución y el impacto en la trayectoria del grupo. A continuación, la banda siguió con «El Rey», y luego interpretaron otro cover de Silvio Rodríguez, «El necio».
El concierto de Los Bunkers en el Estadio Nacional no solo fue un evento musical, sino también un acto lleno de significado histórico y emocional. Uno de los puntos más conmovedores de la noche fue cuando la banda interpretó «La Exiliada del Sur» en el memorial del Estadio Nacional.
Este lugar, cargado de memoria y significado, fue el escenario perfecto para una canción que evoca temas de exilio y memoria. La elección de este tema y su ubicación subrayaron un mensaje poderoso: la construcción de la sociedad nunca debe implicar violencia y es esencial recordar el pasado para no repetir los errores. Esta interpretación no solo resonó con el público por su contenido lírico y musical, sino que también reforzó el compromiso de Los Bunkers con la conciencia social y la importancia de la memoria histórica en Chile.
Después de «La Exiliada del Sur», Los Bunkers mantuvieron la energía alta con su actuación de «Calles de Talcahuano», seguido por «El Detenido», y cerraron esta parte del concierto con una emotiva interpretación de «Entre Mis Brazos». Cada canción fue ejecutada con el característico estilo energético y emotivo de la banda.
En un momento verdaderamente único y memorable del concierto, Los Bunkers interpretaron «Una nube cuelga sobre mí». Para sorpresa y deleite del público, fueron acompañados por los personajes clásicos de «31 Minutos», incluyendo una introducción poética realizada por Guaripolo.
Siguiendo con la historia de Los Bunkers en concierto, la banda tocó «Las cosas que cambié y dejé por ti», seguido por «Noviembre». Continuaron con otro homenaje a Silvio Rodríguez, interpretando el cover «Ángel para un final». Luego, emocionaron a la audiencia con «Fantasías animadas de ayer y hoy» y «Deudas». Cerraron esta parte del show con «Pobre corazón», manteniendo al público completamente conectado y emocionado con cada tema.
Continuando con el concierto, ofrecieron una sección especial junto a PedroPiedra, Finalizaron esta tanda con un verdadero himno en «Miéntele» y “Nada Nuevo bajo el sol”.
Durante el concierto, «Bailando solo» fue uno de los momentos más destacados gracias a la impresionante sinergia entre la puesta en escena, las luces, las pantallas y la actuación de la banda. La canción, ya de por sí energética y emocionante, se elevó a un nivel superior con un espectáculo visual que complementaba perfectamente la música, creando una experiencia inmersiva y espectacular para el público. Los Bunkers continuaron con otro clásico «Miño», manteniendo el alto nivel de energía y emoción en el concierto, para dar cierre a la primera parte.
La noche continuó con una poderosa interpretación de «El derecho de vivir en paz», un cover del icónico Víctor Jara, seguido por «Canción para mañana» y «No me hables de sufrir». Estas canciones reflejaron la profundidad y el compromiso de Los Bunkers con temas de resonancia social y emocional. La jornada concluyó con «Llueve sobre la ciudad», un tema especialmente emotivo que fue cantado a todo pulmón por el público, cerrando el concierto de manera espectacular y dejando una marca imborrable en todos los asistentes y en la historia musical de nuestra tierra.
Los Bunkers, han dejado una marca indeleble en la escena musical chilena. Sus canciones, han acompañado a generaciones, ofreciendo consuelo y compañía a través de sus melodías y letras. Ellos han creado una historia discográfica sonora que acompaña a los chilenos en diversos momentos de sus vidas, escribiendo una parte importante de la historia musical del país. Su sonido, que conecta el pasado con el presente, sigue vibrando en el alma de Chile, consolidando su lugar como una voz perdurable en su panorama cultural.
Agradecer a Los Bunkers, a su equipo de comunicaciones, a la producción en general, a los guardias de seguridad y todos los que participaron en esta fiesta de la música nacional. Sin su trabajo nada de esto sería posible.
Review por: Nicolás López.