Reseña: Kevin Fuentealba Mol
Fotos: Francisco Rocco
El britpop ha resurgido con fuerza en este último tiempo, marcado por el regreso de Oasis, la reunión de Blur y una serie de conciertos que han enriquecido la cartelera musical en Chile. En este contexto, Suede finalmente regresó a nuestro país, ofreciendo un show explosivo y cargado de nostalgia en el Movistar Arena. Una espera prolongada que finalmente encapsuló una trayectoria icónica en una hora y media de pura música y energía.

Un inicio demoledor
Tras una emotiva, fresca y sentimental apertura a cargo de Canal Magdalena, y con una puntualidad impecable, Suede irrumpió en el escenario con «Turn Off Your Brain and Yell». Al frente, el legendario Brett Anderson desató la euforia del recinto apenas puso un pie sobre la tarima. Mientras «Personality Disorder» resonaba con fuerza, las pantallas proyectaban la frase: «Our clothes are like an anthem for sorrow, the words we use are like future ghosts», marcando un arranque enérgico que anticipaba una noche inolvidable.

El primer gran éxito de la banda llegó con «Trash», un clásico sin precedentes que desbordó de energía y nostalgia el lugar. «Animal Nitrate» y «The Drowners» nos dejan una clara seguidilla de temas emblemáticos, joyas extraídas de su aclamado álbum debut lanzado en el lejano 1993.
El total protagonismo del show está sobre los hombros del ya mencionado Brett Anderson, quién se desplazó con una energía envidiable y movimientos coquetos. Su voz, versátil y potente, brilló en baladas como «The 2 of Us» y mantuvo su energía en canciones como «Filmstar». En un gesto de complicidad con el público, bajó del escenario durante «Life Is Golden» y «The Only Way I Can Love You» para cantar junto al cálido contacto de la gente ubicada en primeras filas, consolidando su estatus de excelente frontman.

Nostalgia y un vistazo al futuro
El show también dejó espacio para el futuro de la banda con la presentación de «Antidepressants», un tema inédito que sirvió como adelanto de su próximo álbum, previsto para septiembre. Más allá de esta incursión en lo nuevo, el concierto se enfocó en recorrer su trayectoria con momentos clave como «Saturday Night» y «She Still Leads Me On», dejando en claro que el tiempo no ha afectado la potencia de Suede en vivo. Aunque hubo instantes de emotividad, como la interpretación en formato acústico de «The Wild Ones», el enfoque principal fue un show vibrante, lleno de emociones y nostalgia, dirigido a un público principalmente noventero.

Un cierre majestuoso
Los himnos más esperados llegaron en la recta final. «So Young» y «Metal Mickey» encendieron el ánimo antes del momento cumbre: «Beautiful Ones». Para algunos, un recuerdo fugaz de la infancia gracias al cover de Cachureos; para la mayoría una canción ícono de los 90’s y un emblema para el britpop en general, coreado a todo pulmón por el público mientras Anderson se entregaba completamente al contacto con los fanáticos en las primeras filas.
Tras una breve pausa, la banda regresó para cerrar con «New Generation», manteniendo la energía constante en un setlist de 19 canciones que repasó su discografía con una intensidad electrizante.

Suede entregó un show poderoso y de primer nivel, sin artificios innecesarios, destacando por su sonido impecable y su conexión con el público. Brett Anderson, a sus 57 años, fue el gran protagonista de la velada demostrando que su esencia y energía permanecen intactas, consolidándose como uno de los mejores frontman que ha dado el britpop. Su actuación no sólo encendió la nostalgia, sino que también aumentó el deseo de los fanáticos por revivir la época dorada del género. Y lo mejor es que esta historia no termina aquí: Suede continuará su paso por Chile con su presentación en el festival REC, dejando claro que su legado sigue más vivo que nunca.
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