Por: Javier Donoso
Fotos: @natugodoyph
Siempre es un honor poder asistir a conciertos de bandas que llevan años en el camino de la música. Aún más cuando son más de 25 años de trayectoria, como es el caso de De Saloon. Banda oriunda de Concepción, ciudad donde muchas bandas de rock chileno han creado historia.
Es por esta razón que la banda con su actual tour “Lados B” decide entregarnos un repertorio de canciones finamente seleccionadas y que no suelen estar dentro de su setlist habitual.
La invitación en esta ocasión se llevó a cabo en las dependencias del Teatro Universidad de Concepción, lugar predilecto si hablamos de una ciudad universitaria, jovial y llena de rock. Un recinto clave y familiar, que ha sido sede de muchas experiencias íntimas y también de mayor envergadura.
Apenas llegué al lugar, una larga fila de fanáticos ya estaban esperando para poder entrar y recién eran las 18:00, se notaba en el ambiente que la fanaticada era fiel a sus músicos preferidos. Cerca de las 18:30 nos permitieron entrar y con mucha dedicación por parte del teatro, jóvenes contratados por este mismo, guiaban a los fanáticos a sus butacas. La recepción del teatro fue magnífica.
Ya cerca de las 19:20 la banda comienza a desplegarse por el escenario, con una fanaticada que gritaba extasiada cada vez que un integrante hacía su aparición, como si de amores platónicos habláramos. Y comienza la serenata con “Esperar” siendo el carne de cañón.
En un principio el público se mantuvo estático en sus butacas, como si tuvieran vergüenza de poder disfrutar del concierto. Hasta que Piero nos sugiere ponernos de pie, ya que ¿de qué sirve ir a un concierto de rock sentado? cuando lo que queremos es ir a movernos y gritar.
Debo reconocer que una de las cosas que más destacaría del show, definitivamente es la iluminación en primer lugar, que fue perfecta para una tarde de coqueteo entre la banda y el público, con momentos de oscuridad, luces tenues y también de catarsis en canciones como “Fui feliz” donde la guitarra sonó aún más potente, dando esa sensación de euforia y potencia, combinado con luces que te sumergían en la emoción que transmitían los músicos.
Y en segundo lugar las visuales detrás de la banda, las cuales acompañaron en todo momento a las canciones, contando una historia tanto auditiva como visualmente. Creando así una atmósfera atrapante y envolvente para el público que ya estaba desatado gritando sin importar que al otro día la mayoría debía volver a la vida cotidiana después de un domingo eufórico.
Se vió en la cara de los fanáticos que su amor por la banda era de años, como si se tratara de un amor de adolescentes, en el cual cada concierto era nada más que una jornada de recuerdos de juventud.
Se comprende que exista esa conexión entre el público y la banda, ya que Piero no dudaba en responder cada vez que le gritaban “rico”. Creando así un nivel de confianza y coqueteo preciso para una noche que más de alguno recordaría en un futuro.
Precisamente es esta confianza y dedicación que se vió en Roberto, bajista de la banda, quien a pesar de tener una lesión en su mano izquierda no tuvo miedo de subirse al escenario y darlo todo.
En general, podría decir que el concierto fue un compromiso mutuo entre la banda y el público, ninguno de los dos falló. El desplante que entregaron los músicos fue precisa, con una producción que hace notar el recorrido que llevan en este camino artístico. Por otro lado el público que a pesar de que por un momento se sintió un poco tímido, logró desenvolverse por completo, aún así tomando en cuenta que el repertorio fue de canciones inusuales, los fanáticos no defraudaron y cantaron a todo pulmón cada una de las composiciones, especialmente el clásico que no debía faltar: “Déjalo”.
Setlist:
1.- ESPERAR
2.- ARDER
3.- DELICADA VIOLENCIA
4.- NUESTRA SEÑAL
5.- VERDAD
6.- TE MUERES
7.- NO ME ATREVO A PREGUNTAR
8.- QUIERO HACERTE FELIZ
9.- HABLAR HACIA ATRÁS
10.- DOMESTÍCAME
11.- FUI FELIZ
12.- AHORA ME TOCA A MI
13.- NO DECIRTE NADA
14.-ME VUELVES A HERIR
15.- DÉJALO
16.- ABRÁZAME
17.-TE
