Reseña: Lukas Arias
Fotos: Eduardo Sandoval
Una de las voces más emblemáticas del punk de fines de los ’90, es el carismático Michale Graves, quien nos ofreció al parecer su último show como él mismo contó anoche.
Una noche sin precedentes, sin ningún telonero, sólo Michale Graves encabezando la noche, que junto a su banda comenzó de lleno la agitada jornada.
Con diez minutos de retraso, los miembros de la banda se ubicaron en el escenario para comenzar los primeros acordes de la icónica introducción del disco American Psycho (1997), titulada «Abominable Dr. Phibes», Michale apareció con su característico maquillaje de Crimson Ghost, para comenzar de lleno con el tema que le da nombre al álbum, desatando la locura entre los asistentes ubicados en cancha, cervezas volaban por los aires y moshs violentos eran los encargados de encender la llama que perduró una hora y 40 minutos.
Interpretando la mayoría de los clásicos de sus dos discos grabados con Misfits, el ya mencionado American Psycho y Famous Monsters (1999), deleitó a todo el coliseo con un casi sold-out, la fanaticada enloquecida una vez más con el regreso de quien le dio otro aire a la banda luego de su hiato de casi 13 años.
Cada canción fue coreada con toda el alma de los asistentes, el calor comenzó a incrementarse en la cancha, y la energía se notaba cada vez más, momentos claves como cuando tocaron «Dig Up Her Bones» porque a modo personal, es una de las que más esperé, y la que muchos también, puesto a que mucha gente se motivó para hacer crowdsurfing, cuerpos volaban por los aires y los nadadores disfrutaban a concho cada momento, así como los que no pararon el circle pit.
Gracias a eso, Michale aprovechó decir que los crowsurfing están bien, pero que tengan cuidado con los de adelante, en especial a las chicas, aquellas que también se motivaron, una sobre todo, que subió tres veces al escenario a abrazar al ex-Misfits, quien no tuvo problema de compartir con todos los presentes, abalanzándose así también a la barricada que separa el público del escenario, aprovechó de saludar a los de adelante, hasta autógrafos firmó.
Un sinfín de chaquetas recibió de parte del público, todas caracterizadas de algún modo con la famosa calavera Crimson Ghost, emblema icónico de la banda desde sus inicios a fines de los ’70, aquella es sacada de una erie de lo saños ’40, llamada de la misma forma que se le conoce.
Volviendo al show, Michale anunció que también interpretará alguna de las canciones de la era Danzig, quien considera icónicas para la banda, como para el público fanático. Haciendo alusión también a James Hetfield, frontman de Metallica, y también dedicando las pocas canciones que interpreto anoche en vivo.
Momentos memorables que el público presente atesoró fueron aquellas canciones de la era Danzig, como «We Are 138», «Hybrid Moments» y «Halloween», también tenía preparada sorpresas con otro covers de otras bandas con las que Graves tomó de inspiración en sus composiciones como dos covers de Ramones, «Pet Semeaary» y «Blitzkrieg Bop», finalizando con el clásico de Misfits que culminó la noche con la locura de los asistentes, la poderosa «Helena», y un clásico también de Black Sabbath, «War Pigs».
Durante el show, casi al final, Michale Graves aprovechó la atención del público para compartir un mensaje personal. Recordó que lleva casi 30 años en la música, desde que a los 20 años salió de gira con los Misfits. Aclaró que nunca lo hizo por la fama, sino porque ama estar en el escenario, cantar y ver la felicidad en el público. Graves enfatizó que, sin importar lo que la gente o los medios digan sobre él, su amor y respeto por sus seguidores es incondicional, diciendo: «Te amo, te respeto, no importa quién seas o de dónde vengas».
A modo de conclusión, la noche con Michale Graves fue un viaje a través de la nostalgia y la energía pura del punk, un recordatorio del impacto que ha dejado en el legado de Misfits y en la música. Su conexión con el público, su entrega en el escenario y la mezcla de clásicos con sorpresas hicieron de este show una experiencia inolvidable. Sin duda, Graves demostró que su pasión por la música sigue tan viva como el primer día, dejando una marca imborrable en cada asistente y reafirmando su estatus como un ícono dentro del género.
Agradecimientos a Transistor por la invitación.