La noche de ayer en el Teatro Coliseo no fue un concierto en el sentido tradicional; fue una experiencia inmersiva que llevó a los asistentes a un encuentro con su yo más profundo, guiados por la inigualable voz y presencia de Patti Smith junto al Soundwalk Collective.
Desde el primer momento, Smith tomó el rol de una figura casi mística, una «madre superiora» que invitó al público a reflexionar sobre temas cruciales como el calentamiento global, la caza de ballenas y nuestra conexión con la naturaleza. Cada poema, declamado con su distintiva voz áspera y cargada de emotividad, actuó como un llamado a despertar.
Las imágenes proyectadas en una pantalla de fondo jugaron un papel central, complementando la música con primeros planos impactantes de paisajes naturales y escenas evocadoras. Estas visuales no solo acompañaban los sonidos y las palabras, sino que parecían desdoblar las emociones de cada espectador, creando un ambiente íntimo y profundamente introspectivo.
La música de fondo, diseñada meticulosamente por el Soundwalk Collective, parecía un aliento rítmico que sostenía la concentración. La intensidad de las palabras y la música fue creciendo de manera gradual, llevando al público hacia un clímax que culminó en aplausos ensordecedores. Fue en ese momento que Patti, con su carismática sencillez, agradeció al público, abriendo paso a una segunda parte aún más poderosa.
Una ovación a la esperanza
Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó con la interpretación de «People Have the Power», himno eterno de resistencia y unidad. Patti, visiblemente emocionada, presentó a Peter Buck, exguitarrista de R.E.M., como “mi amigo de toda una vida”, y juntos ofrecieron una interpretación cargada de sensibilidad, con Buck aportando una delicada ejecución en guitarra clásica que complementó a la perfección la poderosa voz de Smith.
El clímax de la noche llegó cuando no solo los integrantes del Soundwalk Collective, sino también parte del staff del teatro, se sumaron al escenario en una celebración desbordante. Aplaudiendo, bailando y uniéndose al público en un gesto colectivo de esperanza, el momento trascendió el espectáculo, convirtiéndose en un símbolo de unidad y renovación.
El show no fue únicamente un deleite artístico, sino también un llamado profundo a la reflexión y a la acción consciente. Patti Smith y el Soundwalk Collective lograron fusionar poesía, música y visuales para crear una experiencia que conectó a cada asistente con su humanidad y con el entorno.
Sin lugar a dudas, fue una noche que dejó una marca indeleble en el corazón de las mil doscientas almas que tuvieron el privilegio de asistir.
Review por: Pablo Silva
Fotos: Eduardo Sandoval / @edo_cl
Agradecimientos a @transistorgigs y @coliseosantiago por la invitación.